Toda revolución trae grandes transformaciones, quedando atrás las viejas concepciones, ideas y paradigmas. La revolución tecnológica plantea un desafío a las , instituciones y en general ya que en su uso hay enormes ventajas competitivas. Se abre un abanico de posibilidades, una nueva forma de hacer negocios, más y mejor información para tomar buenas decisiones, otras formas de trabajo o relación laboral (teletrabajo),  ciudadanos mejor informados y conectados con el mundo, estudiantes que pueden interactuar desde su hogar con los profesores, una educación que incorpora nuevas metodologías interactivas que logran mejores resultados de aprendizaje, etc. Todo lo anterior nos hace suponer que los avances tecnológicos  traen consigo sólo  beneficios, lo que hasta cierto punto parece correcto. Sin embargo, y en este punto, cabe incorporar un tema ético y moral que no puede quedar excluido.

          La tecnología se ha desarrollado con propósitos que hasta ahora aparecen como buenos o beneficiosos para la humanidad, es discutible, sin embargo, que su uso siempre tenga  un propósito noble, pues también puede ser usada  con fines egoístas  que muchas veces vulneran los derechos de otros. En definitiva, nos movemos en los umbrales de lo permitido y lo moralmente aceptable, pero no es que  falle en este punto la tecnología sino que quien la usa y abusa de sus posibilidades.
         
          A raíz de lo anterior se dictaron leyes que permiten regular sobre aspectos como la protección de la vida privada, de los delitos informáticos, entre otros, pero no es menos cierto que el efecto de una ley no sólo debe estar basada en el castigo que ella considera si es transgredida, sino que en la conciencia de que aquello que se expresa ahí corresponde a una forma correcta de conducirse.

         ¿Pero de qué forma logramos esto cuando nos parece natural copiar, adquirir y reproducir creaciones que tienen autor y cuya fuente de ingreso esta siendo gravemente afectada cuando no se realiza su adquisición por la vía legítima. O en otros casos donde la vida privada de las personas queda expuesta al mundo para obtener más rating, o en las redes de pedofilia y pornografía infantil donde se vulneran los derechos más elementales de quienes deben estar más protegidos, o de quienes valiéndose de sus conocimientos en estos medios pueden crear páginas donde la violencia se legitima y se pierde el respeto por la dignidad humana.?
          
            Es verdad que los cambios, el progreso y la modernización en sus distintas formas son elementales en el desarrollo de los pueblos, pero no debemos olvidar que ellos traen consigo otros flagelos que no sólo debemos tratar de combatir con innumerables leyes, sino que a través de la sólida formación de las nuevas generaciones, basada en principios y valores que no sean relativos. ¿Por qué las nuevas generaciones?, porque son ellas las que están naciendo en este mundo tecnológico (son los llamados Nativos Digitales) , informático y comunicacional que muchas veces es cruel, agresivo e indolente con el otro.

 

 Las revoluciones, como se dijo anteriormente, traen consigo cambios pero hay ciertas cosas que no pueden cambiar como son los principios éticos y morales en los que se fundamenta y sustenta toda sociedad.

Escrito por Cristian Salazar C., Académico Insituto de Administración, Universidad Austral de Chile